dimecres, 24 de febrer del 2010

Dance of the Dead



La criatura se incorporó despacio, vacilante primero, con más seguridad a medida que tomaba conciencia de su cuerpo. Se afianzó sobre sus recién adquiridas extremidades inferiores y avanzó un paso, luego otro, hasta que comprendió que estaba andando. Recorrió despacio la sala, observando a su alrededor, con ojos de recién nacido.

No sabía muy bien cómo, pero recordaba el nombre de los objetos, sabía que sabría utilizarlos, que habían formado parte de su rutina diaria.

Se enfundó las ropas preparadas en la silla y al girarse vió su imagen reflejada en el inmenso espejo que tenía ante ella. Qué grande y solitaria se veía la sala!.

Quería salir al exterior, demostrarle al mundo que formaba parte de él, por lo que abrió la puerta y emergió a la transitada calle.

Era consciente de las miradas que suscitaba: algunas de extrañeza, otras de perplejidad total, aunque las más le parecían burlonas; unos niños con los que se cruzó estallaron en carcajadas a su paso.

Poco a poco se fue borrando la sonrisa que iluminaba su cara.

Cuando llegó al teatro lo encontró abandonado, las telarañas y el polvo se habían adueñado de él con el paso de los años.

Dirigió sus pasos hacia el río. En su cara pintada quedaron marcados los surcos que dejaron las lágrimas.

La encontraron a la mañana siguiente: el vestido que había sido blanco, sucio de fango y hojas y las zapatillas de punta deshilachadas. Dictaminaron muerte por agotamiento.

En ese rincón del bosque siempre habrá quien escuche el sonido de la música si presta suficiente atención, e incluso algunos cuentan historias sobre una figura fantasmal danzando durante horas.

En la caja solo queda el pedestal sobre terciopelo rojo, la bailarina ha desaparecido.


dijous, 18 de febrer del 2010

The Rose



Fue entonces que apareció el zorro:

- Buen día - dijo el zorro.

- Buen día – respondió cortésmente el principito, que se dio vuelta pero no vio a nadie.

- Estoy aquí – dijo la voz –, bajo el manzano...

- Quién eres? – dijo el principito. – Eres muy bonito...

- Soy un zorro – dijo el zorro.

- Ven a jugar conmigo – le propuso el principito. – Estoy tan triste...

- No puedo jugar contigo – dijo el zorro. – No estoy domesticado.

- Ah! perdón – dijo el principito.

Pero, después de reflexionar, agregó:

- Qué significa "domesticar" ?

- No eres de aquí – dijo el zorro –, qué buscas ?

- Busco a los hombres – dijo el principito. – Qué significa "domesticar" ?

- Los hombres – dijo el zorro – tienen fusiles y cazan. Es bien molesto ! También crían gallinas. Es su único interés. Buscas gallinas ?

- No – dijo el principito. – Busco amigos. Qué significa "domesticar" ?

- Es algo demasiado olvidado – dijo el zorro. – Significa "crear lazos..."

- Crear lazos ?

- Claro – dijo el zorro. – Todavía no eres para mí más que un niño parecido a otros cien mil niños. Y no te necesito. Y tú tampoco me necesitas. No soy para ti más que un zorro parecido a otros cien mil zorros. Pero, si me domesticas, tendremos necesidad uno del otro. Tú serás para mí único en el mundo. Yo seré para ti único en el mundo...

- Comienzo a entender - dijo el principito. – Hay una flor... creo que me ha domesticado...

- Es posible – dijo el zorro. – En la Tierra se ven todo tipo de cosas...

- Oh! no es en la Tierra – dijo el principito.

El zorro pareció muy intrigado:

- En otro planeta ?

- Sí.

- Hay cazadores en aquel planeta ?

- No.

- Eso es interesante ! Y gallinas ?

- No.

- Nada es perfecto – suspiró el zorro.

Pero el zorro volvió a su idea:

- Mi vida es monótona. Yo cazo gallinas, los hombres me cazan. Todas las gallinas se parecen, y todos los hombres se parecen. Me aburro, pues, un poco. Pero, si me domesticas, mi vida resultará como iluminada. Conoceré un ruido de pasos que será diferente de todos los demás. Los otros pasos me hacen volver bajo tierra. Los tuyos me llamarán fuera de la madriguera, como una música. Y además, mira ! Ves, allá lejos, los campos de trigo ? Yo no como pan. El trigo para mí es inútil. Los campos de trigo no me recuerdan nada. Y eso es triste ! Pero tú tienes cabellos color de oro. Entonces será maravilloso cuando me hayas domesticado ! El trigo, que es dorado, me hará recordarte. Y me agradará el ruido del viento en el trigo...

El zorro se calló y miró largamente al principito:

- Por favor... domestícame ! – dijo.

- Me parece bien – respondió el principito -, pero no tengo mucho tiempo. Tengo que encontrar amigos y conocer muchas cosas.

- Sólo se conoce lo que uno domestica – dijo el zorro. – Los hombres ya no tienen más tiempo de conocer nada. Compran cosas ya hechas a los comerciantes. Pero como no existen comerciantes de amigos, los hombres no tienen más amigos. Si quieres un amigo, domestícame !

- Qué hay que hacer ? – dijo el principito.

- Hay que ser muy paciente – respondió el zorro. – Te sentarás al principio más bien lejos de mí, así, en la hierba. Yo te miraré de reojo y no dirás nada. El lenguaje es fuente de malentendidos. Pero cada día podrás sentarte un poco más cerca...

Al día siguiente el principito regresó.

- Hubiese sido mejor regresar a la misma hora – dijo el zorro. – Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde, ya desde las tres comenzaré a estar feliz. Cuanto más avance la hora, más feliz me sentiré. Al llegar las cuatro, me agitaré y me inquietaré; descubriré el precio de la felicidad ! Pero si vienes en cualquier momento, nunca sabré a qué hora preparar mi corazón... Es bueno que haya ritos.

- Qué es un rito ? – dijo el principito.

- Es algo también demasiado olvidado – dijo el zorro. – Es lo que hace que un día sea diferente de los otros días, una hora de las otras horas. Mis cazadores, por ejemplo, tienen un rito. El jueves bailan con las jóvenes del pueblo. Entonces el jueves es un día maravilloso ! Me voy a pasear hasta la viña. Si los cazadores bailaran en cualquier momento, todos los días se parecerían y yo no tendría vacaciones.

Así el principito domesticó al zorro. Y cuando se aproximó la hora de la partida:

- Ah! - dijo el zorro... - Voy a llorar.

- Es tu culpa – dijo el principito -, yo no te deseaba ningún mal pero tú quisiste que te domesticara.

- Claro – dijo el zorro.

- Pero vas a llorar ! – dijo el principito.

- Claro – dijo el zorro.

- Entonces no ganas nada !

- Sí gano –dijo el zorro – a causa del color del trigo.

Luego agregó:

- Ve y visita nuevamente a las rosas. Comprenderás que la tuya es única en el mundo. Y cuando regreses a decirme adiós, te regalaré un secreto.

El principito fue a ver nuevamente a las rosas:

- Ustedes no son de ningún modo parecidas a mi rosa, ustedes no son nada aún – les dijo. – Nadie las ha domesticado y ustedes no han domesticado a nadie. Ustedes son como era mi zorro. No era más que un zorro parecido a cien mil otros. Pero me hice amigo de él, y ahora es único en el mundo.

Y las rosas estaban muy incómodas.

- Ustedes son bellas, pero están vacías – agregó. – No se puede morir por ustedes. Seguramente, cualquiera que pase creería que mi rosa se les parece. Pero ella sola es más importante que todas ustedes, puesto que es ella a quien he regado. Puesto que es ella a quien abrigué bajo el globo. Puesto que es ella a quien protegí con la pantalla. Puesto que es ella la rosa cuyas orugas maté (salvo las dos o tres para las mariposas). Puesto que es ella a quien escuché quejarse, o alabarse, o incluso a veces callarse. Puesto que es mi rosa.

Y volvió con el zorro:

- Adiós – dijo...

- Adiós – dijo el zorro. – Aquí está mi secreto. Es muy simple: sólo se ve bien con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos.

- Lo esencial es invisible a los ojos – repitió el principito a fin de recordarlo.

- Es el tiempo que has perdido en tu rosa lo que hace a tu rosa tan importante.

- Es el tiempo que he perdido en mi rosa... – dijo el principito a fin de recordarlo.

- Los hombres han olvidado esta verdad – dijo el zorro. – Pero tú no debes olvidarla. Eres responsable para siempre de lo que has domesticado. Eres responsable de tu rosa...

- Soy responsable de mi rosa... - repitió el principito a fin de recordarlo.

Yo soy un poco como el zorro, que no zorra, y también se me tiene que domesticar. Si un día estás y al otro no, no solo no podré confiar en tí, sino que jamás me acostumbraré a tu presencia.

Con paciencia, me conocerás y aprenderás a amarme.

Dame bienes materiales y los olvidaré más pronto o más tarde. Regálame recuerdos y permanecerán imborrables para siempre en mi memoria.

El tiempo que hayamos pasado juntos se volverá importante.



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The Ugly Truth



No le puedes caer bien a todo el mundo. Sin ir demasiado lejos, yo suelo caer bastante mal al principio. Y a veces al final también.

Es por eso que las personas que se desviven por caerles bien a sus semejantes, que nunca hablan mal de nadie, que jamás se enfadan (o eso dicen) me parecen unos hipócritas de tomo y lomo, dispuestos a clavarte el cuchillo en la espalda a la que te descuides. Siempre habrá unos por los que sientas más simpatía que por otros, más teniendo en cuenta que algunos han nacido odiables.

A mí me da lo mismo si les gusto o no al resto de los mortales, casi con toda seguridad un porcentaje altísimo de ellos me caerá mal, así que con muchos será algo recíproco. Y a los que no les desagrada mi forma de ser, necesitarán de toda su astucia para que a mí me guste la suya.

Y me enfado a menudo también. Pillo unos cabreos del quince si estoy concentrada en algo y me hablan, si espero algo de alguien y me defrauda, si lo que he planificado se tuerce, si no estoy de humor y me vienen con tonterías, si me presionan para que haga algo que no quiero hacer, si... No acabaría nunca.

Una de las cosas que me sublevan es el mal cine. Y ayer vi un claro ejemplo. Recordaba la película original y, lo que es más, la serie que se generó a raíz de la película. Cómo olvidar a Leroy, Bruno, Coco, Julie, Doris, Danny... Sí, estoy hablando de "Fama". Lo que han hecho no tiene nombre, al menos no un nombre bueno. Más que un remake parece un mini-resumen. Si no saben innovar, al menos podrían tener la decencia de intentar igualar, por no exigirles que superen, la cinta inicial. Pero la factoria hollywoodiense también sufre una crisis, que no será económica pero sí de imaginación y creatividad.

Por suerte, no todo tienen que ser burdas copias y cada día se descubre algo nuevo. Como el pianista que da la entrada a este post: David Lanz, del que no había escuchado nada hasta ahora pero que ya forma parte de mi surtido musical en spotify.

Os dejo en la mejor compañía, con Johnny Deep y el prólogo de "The libertine", que no será la mejor película de la historia, pero sí una de las inolvidables.



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dilluns, 1 de febrer del 2010

Invictus

Out of the night that covers me,

Black as the Pit from pole to pole,

I thank whatever gods may be

For my unconquerable soul.

In the fell clutch of circumstance

I have not winced nor cried aloud.

Under the bludgeoning of chance

My head is bloody, but unbowed.

Beyond this place of wrath and tears

Looms but the Horror of the shade,

And yet the menace of the years

Finds, and shall find me, unafraid.

It matters not how strait the gate,

How charged with punishments the scroll

I am the master of my fate:

I am the captain of my soul.

William Ernest Henley