dilluns, 31 de desembre del 2018

Balance




En un ramalazo de obsesión por la limpieza y el orden he borrado 10 años de mi vida. Diez años de e-mails, de conversaciones interesantes, insulsas, hilarantes, airadas, discusiones a distancia y también sentimientos. 120 meses con momentos divertidos y felices, pero también de decepciones y amargura. 3650 días compartidos con personas próximas o virtuales. Fueran lo que fueran y desde la retrospectiva, sin remordimiento por haber sido vividos. 

De vez en cuando es necesario dejar espacio para lo que está por venir, extirpar los nódulos que hemos permitido enquistarse por dejadez o simplemente porque a veces, cuando la melancolía nos invade, queremos volver a rememorar esos momentos que atesoramos como las canicas de los niños perdidos.

No os sucede que cuando recordáis el pasado os preguntáis qué habría sucedido si en lugar de esa frase hubiéseis dicho aquella otra? Si en lugar de actuar de una forma hubiéseis hecho todo lo contrario? Cómo habría afectado a vuestra vida? Si miro atrás, por mucho que no me arrepienta de lo vivido, no cambiaría ni un ápice las decisiones que asumí. He ganado en autoestima, honestidad y tranquilidad. 

A mis 50 y pocos me descubro buscando nuevas experiencias, intentando dejar entrar un soplo de aire renovado, nada de huracanes que arrasen con todo. Mis neuronas, aletargadas durante un período demasiado largo han sufrido una sobrecarga de energía.

Seguro que faltan errores por cometer, aunque espero que allá en lontananza aguarden muchos más aciertos que conquistar. 

Mis circunstancias y yo os deseamos un feliz 2019