Con el retraso habitual por vivir en mi propio mundo, lo que he leído hoy me ha parecido que merece un tema entero y no un mero repaso.
El atentado abortado previsto para el fin de semana pasado en Barcelona.
He visto comentarios de todo tipo. Que si la culpa es de Aznar y la guerra de Irak, que si pena de muerte para los terroristas de cualquier tipo, que si Saura es un inútil y Montilla inepto, que tiene que venir un espía francés para alertar a nuestras fuerzas de seguridad de que tenemos una banda islamista en pleno proceso de fabricar explosivos en nuestro territorio.
Y lo importante?
Tanta reunificación familiar, tanta tolerancia, tanta legalización, para qué? Los proyectos de inserción social son una payasada. Cuando alguien quiere vivir en un país tiene que adaptarse a las leyes y costumbres del mismo, no intentar imponer las suyas.
Marx dijo que la religión es el opio del pueblo. Creo que es más bien al contrario, porque el opio adormece y atonta, y en cambio a los fanáticos religiosos, en este caso islamistas, por aquello de que les esperan no sé cuantas vírgenes en el paraíso les da por ir autoinmolándose y de paso llevarse a cuantos infieles puedan por delante.
Pero, quién coño se han creído que son?
Blanca me decía que lo que tenemos que hacer es dar gracias por haber vuelto a nacer, porque quién sabe si alguno de nosotros habría estado en el metro, en el centro comercial o cerca de donde tenían previsto atentar. Dar gracias. Hasta cuando? Hasta que a familiares o amigos de estos iluminados les de por intentarlo de nuevo y esta vez con éxito? Por qué no se pone freno de una vez? Por qué no tenemos una ley de extranjería rigurosa? Ah, claro, que estamos en la era de la democracia, en una Europa de libre circulación, que aquí puede entrar cualquiera, tenga permiso de trabajo o no. Cómo se me olvidan estas cosas?
Somos esperpénticos, y no me extraña que así nos considere el resto del mundo. Si es que es una bicoca, les ponemos piso, negocio y dejamos que vengan sus 15.327 familiares; como aún así no están contentos les cedemos terrenos para que construyan centros donde reunirse a rezar (y digo yo, si uno quiere comunicarse con el ente superior en el que crea, es absolutamente necesario un espacio tan grande? es que no basta un rinconcito de la casa para establecer contacto? Que se apliquen también el cuento los católico/apostólicos, que no hay suelo edificable y mucho del mal empleado pertenece a la iglesia). El caso es que vienen aquí y encuentran el país de Jauja. Y qué hacemos nosotros? nos jodemos y aguantamos lo que nos echen. Rezongamos en voz baja porque no está bien visto que se digan estas cosas en voz alta, que se te tiran a la yugular todos los presidentes de las asociaciones pro inmigrantes, los de los derechos humanos, los de la cofradía de la santa justicia y los políticos que en su escalera no conviven con gente que escupe en el suelo, que pegan a su mujer porque su religión se lo permite y que en pro de lo que les dice Alá o quien sea pretenden imponer sus creencias o su raza, o lo que es lo mismo, hacer una limpieza étnica. No os recuerda nada? La raza aria y bla,bla, bla. Y somos los que opinamos que para venir aquí a no aceptar nuestras costumbres mejor se quedan en su tierra, los que llevamos la etiqueta de xenófobos...
Lo de dar de comer al hambriento y beber al sediento me parece maravilloso, pero no hace falta meterlos en casa. Con inversiones foráneas se conseguiría lo mismo pero sin sustos. Aunque la comparación pueda herir sensibilidades, es como adoptar un perro de la calle. Le das un hogar, le cuidas y qué hace él? se mea en el sofá y a la que te descuidas te ha pegado un muerdo que te ha dejado sin mano. Si, a los perros puedes llevarles al psicólogo canino o a una escuela y, si todo falla, lo devuelves a la perrera, por no hablar de algo más drástico. Que cada uno saque sus propias conclusiones...
Algún partido político tiene un programa electoral donde se hable de frenar la entrada a tanta gente de manera radical y prometa deportar o extraditar a muchos de los que ya están aquí? porque si existe, os juro que lo voto, aunque por lo demás no esté de acuerdo en lo que promulguen. Quiero soluciones, quiero sentirme segura, que ya tenemos suficientes chorizos y energúmenos con denominación de origen para que encima les den carta blanca a los de fuera.
Y resulta que la batalla campal la centramos en si la letra del himno es adecuada o no...