De verdad que lo intento, ho juro per la mare de deu de l'empenta i dels set sacraments i mig, pero debe ser una de esas pruebas a las que dios me somete por no ser creyente, o que mi karma se ha rebelado por ser tan mala en anteriores vidas, no lo sé.
Como a estas alturas ya sabe un 70% de España, un 2% de Francia, un 67,3% de América del Sur, un 3,8% de América del Norte, un 1% de Japón y otro 1% de Australia (eso me recuerda que tengo que escribir algo que les interese a los lapones, que todavía no tengo la chincheta puesta en el mapamundi), bien, a lo que iba, que ya me disperso. Como sabe todo ser vegetal, mineral o animal que lee este blog, he cambiado de piso; si, si, en pretérito perfecto compuesto, puesto que ya estoy instalada en medio de un mar de cajas de cartón que parecen el enunciado del problema de lógica ese de los caramelos, calcetines o bolas de colores, no sé qué se esconde dentro de cada una de ellas. Es todo un mundo nuevo por descubrir.
Vale, que me embalo y se me va otra vez. He confeccionado una bonita lista de teléfonos a los que debía llamar, unos para darme de baja de los servicios, como teléfono, luz y gas, otros simplemente para cambiar la dirección de correo donde domiciliar las facturas a partir de ahora. Mi última llamada de la mañana ha sido a Orange. La última porque después de vérmelas con ellos mi afabilidad ha llegado a niveles por debajo del PIB de Gambia y no estaba dispuesta a joderle el día a algún pobre teleoperador que no tiene culpa de nada.
Llamo al 1414. Me sale una locución grabada de esas que tanto odio. La única comunicación feliz que tengo con las máquinas se resume a la lavadora y el ordenador, porque a las de tabaco les tengo una inquina... Bien, mientras escucho la locución se me escapa un estornudo, la máquina no lo entiende y me pide solícitamente que vuelva a repetir mi deseo. Cómo si fuera la lámpara de Aladino, no te jode! Deseo el arpa, la katana, una torre acristalada en primera línea de mar y un slk, si quieres sigo con cosas menos prosaicas. Apretando el 0 consigo que alguien de carne y hueso (o al menos no parece terminator) me responda al otro lado de la línea. Le explico el caso, que he cambiado de dirección, bla, bla, bla y me dispongo a darle los datos. Qué árdua es la vida de los usuarios! Primer problema, el nombre de la calle: Sabadell. Si, será todo lo difícil de pronunciar que queráis, pero me he molestado en deletreársela cual soldado de marines. Sevilla, Alemania, Barcelona, Alemania, Dinamarca, España, Lugo, Lugo, recalcando que acaba en doble L. Algo que no se entienda? Sigo. Le proporciono el número de la calle, el piso y el código postal 08860. La provincia la entiende sin problemas. Barcelona. Y acabamos con población, otro combate a 10 asaltos. Claro, no podía decirle coloquialmente Castefa, aunque dudo de que lo hubiera entendido tampoco. Otra vez a deletrear. Cáceres, Alemania, Sevilla, Tarragona, España, Lugo, Lugo, Dinamarca, España, Francia, España, Lugo, Sevilla. Informo a la teleoperadora (sin que se me note el tic nervioso del ojo ya que todavía, por suerte, no tenemos videoconferencia) de que también existe un número de teléfono fijo de contacto que, por supuesto, ha cambiado. No me hace ni caso. Me mantiene durante unos 7' aproximadamente al teléfono con la musiquita horrible retumbando en mis oídos solo de vez en cuando cortada para decirme que siga en espera, que se procede a cambiar los datos. Con muy buena educación, eso sí, se disculpa por la demora y me dice que ya está todo arreglado y que ahora procederá a pasarme con el departamento de telefonía fija para que cambien el teléfono. Le explico con toda la paciencia del mundo que no, que no tengo el fijo contratado con ellos, sino que solo es un número de contacto por si no pueden localizarme al móvil. Toma nota (o eso dice) y por fin se acaba la llamada.
Entro en la página web de Orange para ver los cambios que han efectuado. Y lo que me encuentro es de película de terror tipo serie B. Sabadel. Castelldesels. Y el código postal ni te cuento. 08060.
Respiro hondo, cuento hasta 589.412 antes de volver a marcar el 1414. Esta vez me salto todo el proceso y marco el 0 directamente. Otra señorita muy risueña (no por la sonrisa teléfonica, sino porque se estaba ya riendo cuando ha descolgado el auricular) me atiende con tanta o más amabilidad que la anterior. Lo repito todo de nuevo y parece que se da por enterada, aunque a mi, no sé porqué, me ha quedado como una sensación de dejà vu, así que, después de un tiempo prudencial, he vuelto a la web para ver si había rectificado las barrabasadas de su compañera.
Y, qué ven mis ojos!? Oh, aciago día!

Ampliad el dibujo, que es la prueba fehaciente de que digo la verdad. Si, ha modificado Sabadel por Sabadell, pero el resto, que si quieres arroz Catalina. Al principio he pensado que quizá debido a que no tienen unos plantronics con supresión de sonido e interferencias y bluetooth añadido como los míos, igual no me escuchaban bien; después he pasado a pensar que deben ser un poco duras de oído, pero al final, mal que me pese, afirmo rotundamente que son lerdas y más lerdos aún quienes los contratan. Me he pasado el resto de la mañana buscando un mail de orange para poder enviarles tan constatable ejemplo de eficiencia y preguntarles que, si dejo de pagar, dónde coño van a enviarme los requerimientos porque con ese código postal me pueden estar buscando hasta que las ranas crien pelo pero, mira por dónde, no hay ningun e-mail en su página, y yo me niego en redondo a volver a llamar al 1414 no sea que tenga que lidiar con otro esperpéntico empleado que no entiende, no sabe escribir ni se molesta en escuchar.
Idiotas? no, gracias.