Soñar que te acosan incluso en el muro del Vampire Wars es muy duro.
Despertarte notando que te dan palmaditas en el culo, peor.
Si mientras desayunas y matas vampiros mantienes un debate sobre escritores que no cumplen con lo pactado, ya es la debacle.
Quizá porque después de ese violento despertar nada podía ir a peor, la sesión con el psicólogo fue coser y cantar; o lo hubiera sido de no ser por los cinco minutos finales, donde me puso unas hojas delante con el título -Técnica de resolución de problemas- que incluían preguntas capciosas tales como: Qué me preocupa? Qué quiero conseguir? Qué puedo hacer? Qué podría ocurrir? (si hiciera lo que puedo hacer, se entiende), para finalizar con Qué debo decidir?
Así, a bote pronto, se me ocurren algunas respuestas que seguro no le dejarán indiferente. Qué me preocupa? La cantidad de idiotas que abarrotan el mundo. Qué quiero conseguir? Acabar con todos ellos. Qué puedo hacer? Una escabechina generalizada. Qué podría ocurrir? Que me quedara sola y más a gusto que dios. Qué debo decidir? El arma de destrucción masiva que voy a utilizar.
Este debería ser el post donde hago el resumen de lo que ha dado de sí este año, de mis propósitos para el próximo, etc, etc, etc. Pero los que me habéis ido leyendo ya sabéis cómo me ha ido, así que no vale la pena poner la moviola y ver la repetición de las jugadas más interesantes. Baste decir que ha sido NEFASTO a todos los niveles.
Así que mejor os hablo de la película que vi el sábado "Donde viven los monstruos". Llevaba esperándola desde que se pasó el primer trailer. Cuando leí el libro pensé -uff, es demasiado infantil- pero Spike Jonze, a partir de un libro a priori bastante cándido, ha realizado una adaptación que supera con creces la obra original. Definitivamente me quedo con los monstruos, esos monstruos que llevan dentro de sí miedos, frustraciones, dolor... La eterna búsqueda de la felicidad perpétua e inexistente. El temor a la soledad, tristeza, negatividad, desconfianza, conformismo a veces, ira... Cada monstruo con su cruz, un reflejo de lo que siente el protagonista. Y la catarsis por la que pasa éste hasta su retorno a casa, menos niño y más adulto. No es una película fácil, deja mucho a la imaginación del espectador, con lo que puede ser malinterpretada o clasificada de aburrida. No apta para aquellos que se decantan por la simpleza y lo elemental.
Y dicho esto, ha llegado la hora de los deseos para el nuevo año:
- Que alguien me arregle los enchufes, por favor!
- Que no llueva justo cuando acabo de tender la ropa
- Encontrar sábanas pirenaicas antes de que vuelva el frío
- Que la loca de mi vecina consiga vender el piso y a los que se instalen no les de por mover los muebles a las 3 de la madrugada.
- Que George R. Martin y Patrick Rothfuss acaben de escribir sus segundas, quintas y xxx partes.
- Que Moira no necesite reparaciones.
- Que Hacienda deje de perseguirme.
- Inmunidad por si me cargo a alguien.
Y un feliz y próspero 2010 para todos aquellos que hacen que mis días sean mucho menos tediosos e interminables.
Despertarte notando que te dan palmaditas en el culo, peor.
Si mientras desayunas y matas vampiros mantienes un debate sobre escritores que no cumplen con lo pactado, ya es la debacle.
Quizá porque después de ese violento despertar nada podía ir a peor, la sesión con el psicólogo fue coser y cantar; o lo hubiera sido de no ser por los cinco minutos finales, donde me puso unas hojas delante con el título -Técnica de resolución de problemas- que incluían preguntas capciosas tales como: Qué me preocupa? Qué quiero conseguir? Qué puedo hacer? Qué podría ocurrir? (si hiciera lo que puedo hacer, se entiende), para finalizar con Qué debo decidir?
Así, a bote pronto, se me ocurren algunas respuestas que seguro no le dejarán indiferente. Qué me preocupa? La cantidad de idiotas que abarrotan el mundo. Qué quiero conseguir? Acabar con todos ellos. Qué puedo hacer? Una escabechina generalizada. Qué podría ocurrir? Que me quedara sola y más a gusto que dios. Qué debo decidir? El arma de destrucción masiva que voy a utilizar.
Este debería ser el post donde hago el resumen de lo que ha dado de sí este año, de mis propósitos para el próximo, etc, etc, etc. Pero los que me habéis ido leyendo ya sabéis cómo me ha ido, así que no vale la pena poner la moviola y ver la repetición de las jugadas más interesantes. Baste decir que ha sido NEFASTO a todos los niveles.
Así que mejor os hablo de la película que vi el sábado "Donde viven los monstruos". Llevaba esperándola desde que se pasó el primer trailer. Cuando leí el libro pensé -uff, es demasiado infantil- pero Spike Jonze, a partir de un libro a priori bastante cándido, ha realizado una adaptación que supera con creces la obra original. Definitivamente me quedo con los monstruos, esos monstruos que llevan dentro de sí miedos, frustraciones, dolor... La eterna búsqueda de la felicidad perpétua e inexistente. El temor a la soledad, tristeza, negatividad, desconfianza, conformismo a veces, ira... Cada monstruo con su cruz, un reflejo de lo que siente el protagonista. Y la catarsis por la que pasa éste hasta su retorno a casa, menos niño y más adulto. No es una película fácil, deja mucho a la imaginación del espectador, con lo que puede ser malinterpretada o clasificada de aburrida. No apta para aquellos que se decantan por la simpleza y lo elemental.
Y dicho esto, ha llegado la hora de los deseos para el nuevo año:
- Que alguien me arregle los enchufes, por favor!
- Que no llueva justo cuando acabo de tender la ropa
- Encontrar sábanas pirenaicas antes de que vuelva el frío
- Que la loca de mi vecina consiga vender el piso y a los que se instalen no les de por mover los muebles a las 3 de la madrugada.
- Que George R. Martin y Patrick Rothfuss acaben de escribir sus segundas, quintas y xxx partes.
- Que Moira no necesite reparaciones.
- Que Hacienda deje de perseguirme.
- Inmunidad por si me cargo a alguien.
Y un feliz y próspero 2010 para todos aquellos que hacen que mis días sean mucho menos tediosos e interminables.