Este va a ser uno de esos post que no gusta leer. Una descarga de adrenalina a lo bestia.
Después de meses agónicos, parece que por fin hay una solución laboral: cerrar. O no, porque con tanta mentira y tanto ahora digo y ahora cambio de opinión nunca se sabe. Lo que sí se sabe seguro es que, cierren o no, no hay líquido para pagar. El fondo de compensación tarda de un año y medio a dos años en darte lo que te toca, el paro no lo puedes ir a pedir hasta al cabo de 15 maravillosos días de vacaciones y mientras, las facturas se siguen acumulando. Tú no has cobrado ni la mitad de la nómina de febrero, la de marzo sabes positivamente (y eso de positivo es ironía) que tampoco la cobrarás, amén de la mitad de la paga de agosto que aún te deben. Estás hasta los mismísimos de exigencias, cuando no te pueden exigir nada. Y, por si fuera poco, tienen los santos cojones de decirte que se van de concierto a NY. Con rechifla y recochineo, manda huevos!
Perder unos cuantos años de tu vida en fotos y escritos porque tienes que formatear el ordenador a lo drástico y no puedes recuperar nada también es algo estupendo. Todos los viajes, los cumpleaños de la familia, amigos, todo lo que llevas escrito en el último año a tomar viento porque windows te ha perdido el kernell. La ilusión de tu vida, vamos.
Que encima haya personas que posiblemente se miran demasiado el ombligo y lo que escribo lo toman como ofensa personal viene a unirse a lo anteriormente dicho para hacer que las circunstancias tampoco ayuden. Si digo que a veces cometo errores garrafales al abrirle la puerta a alguien puedo referirme al cobrador del frac, a los testigos de jehová o vete a saber a quién, no a los amigos a los que invito libremente a entrar en mi casa.
Me uní a un grupo de vampiros para, además de ayudarnos mutuamente, conocer gente, porque a veces necesitas otro tipo de entorno del que te rodea de forma habitual. Pero salvo excepciones, te tratan únicamente como si fueras una máquina de postear ruletas y no como persona.
Estoy hasta la coronilla de que, cuando paso por uno de los peores momentos de mi vida, alguien intente que vea las cosas de forma positiva. Quiero poder cabrearme, tener mi derecho a pataleta y hundirme si es lo que necesito.
Me toca horrores los ovarios que se tenga una imagen de mí completamente equivocada. El hecho de tener las cosas bastante claras, de no andar haciéndome la idiota, no significa que sea Cruella de Vil. Necesito que se me escuche, sentir la empatía y algún que otro abrazo de vez en cuando, que bastante llevo toda mi vida preocupándome por los demás.
Y si a alguien le sienta mal lo que escribo o lo que digo, que pregunte, coño! que aún no me he vuelto una planta carnívora y no devoro a nadie, creo que si de algo puedo sentirme orgullosa es de ser dialogante.
Quizá no me vaya a la India porque no soy capaz de dejar a mis gatos tanto tiempo, porque no hay dinero y porque mi inglés es patético, pero os aseguro que me voy a alguna parte a desconectar y ver si puedo devolverle un poco de cordura a este caos en el que se ha convertido mi vida.
Si alguien quiere decir algo en contra, que se atenga a las consecuencias, que esta vez sí que muerdo.