divendres, 24 d’abril del 2009

Las Puertas Templarias - VII

De Chartres a París.

Era Sant Jordi, el día más adecuado para pasear por la ciudad de la luz, del amor y de la cultura.

Pero recorrerse París de Norte a Sur en seis horas es cualquier cosa menos romántico.

Después de dar unas cuantas vueltas en coche por la ciudad, que tiene guasa con las indicaciones para el tráfico rodado, estacionamos el vehículo en un parking cerca de Notre Dame y empezamos el recorrido cronometrado.

Photobucket

Cruzamos el Sena por el Pont du Carrousel hacia el Louvre

Photobucket

Incluso pude ver la boca de metro que la vez anterior no supe localizar (y eso que está bien cerca del museo y además, se ve a la fuerza)

Photobucket

Un par de imágenes de cómo estaba la explanada del Pompidour, donde esta vez había una exposición temporal de Kandinsky

Photobucket

Photobucket

El Forum Les Halles, varias iglesias y directos a Notre Dame.

Photobucket

Una vuelta por el interior atestado de gente y hacia la otra punta de la ciudad. Destino: Sacre Coeur.

Las escaleras antes de subir

Photobucket

Y una vez arriba (y yo sin ventolín!)

Photobucket

La visita de rigor por dentro (sin fotos, que hay mucho segurata) y por fuera

Photobucket

Unos músicos captaban la atención de la gente

Photobucket

La Place du Tertre, con sus restaurantes y pintores

Photobucket

El gato

Photobucket

Desde la plaza del carrusel, que para mi siempre será la de Amelie

Photobucket

El Moulin Rouge

Photobucket

Y ya de bajada, la fuente de San Miguel (aquí ya quería meter los pies dentro...)

Photobucket

Puede decirse que fuimos afortunados, porque abandonábamos la ciudad, cuando David me preguntó: - y esos destellos?- Al girar la calle descubrimos lo que eran:

Photobucket

La última imagen que tengo de la Torre Eiffel, a través del retrovisor del coche.

Photobucket

Unas cuantas vueltas por Versalles, unos instantes tensos antes de encontrar el camino hacia Orleans y el cansancio acumulado de tantos kilómetros recorridos, para al final hacer la ruta a la inversa.

Otra vez en París sin entrar en el Louvre, sin entrar en el Pompidour y perdiéndome la exposición temporal de Andy Warhol en el Grand Palais.

Está claro: La ciudad de la luz sigue esperándome.