dilluns, 27 d’agost del 2007

The lotus eaters

Me queda un buen rato antes de que lleguen Carol y Héctor. Llevo todo lo indispensable para la espera? Si, no falta nada. Música, tabaco, libreta y bolígrafo con tinta negra, como debe ser. El móvil a mano, espero dos llamadas.

Primera semana de trabajo. No podía pedir mejor inicio. Albert, uno de mis nuevos jefes, me ha regalado una figurita de mi querido Jack Skeleton para que me acompañe durante las horas laborales. Nunca antes un jefe, así porque sí, me había hecho un regalo, y menos todavía dejarme asumir responsabilidades a los cuatro días de empezar. Me lo voy a pasar bien!

Empieza de nuevo la vida social. La gente vuelve de vacaciones y ya no paro, pero es una paradoja que salga más entre semana que los sábados y domingos. Aunque este sábado tuvimos despedida de solteros en la playa. Escuchar "marcianito número 2 a marcianito número 5" hace que suelte la carcajada.

El miércoles por la tarde estuve visitando la Sagrada Familia. Hacía años que no la pisaba. Tantos que la última vez en la parte interior no existía nada salvo el suelo raso y ahora está así:



Sigue siendo preciosa, es una lástima que esté dedicada a algo en lo que no creo.

La pasada semana mantuve una misma conversación con dos grupos de personas distintas. Qué diferencia! Mientras que en uno se analizaba y se establecía un debate, en otro no daban opción a decir nada. Eso marca la diferencia entre los que saben escuchar a pesar de no estar de acuerdo con lo que se diga.

No hace mucho me preguntaron qué me aportaba la lectura. Así, a bote pronto, poco pude responder; ahora que he tenido tiempo para pensar, diría que le he encontrado uso a todo lo que he leído. Es andar con los personajes, descubrir lugares nuevos, o darte cuenta de los que ya conoces, recorrer caminos o desandarlos, meterte en la piel de otra persona, sentir lo que siente, dejarte seducir, odiar, reír y llorar. Es como si te presentaran a alguien. A veces tienes química, otras no, pero de todas las personas, incluso de esas a las que nunca volverías a ver, aprendes algo. Lo mismo pasa con los libros.

Me gusta descubrir. Con la película "And now... ladies & gentlemen" de Claude Lelouch, he descubierto la música de Patricia Kaas.