divendres, 19 d’octubre del 2007

The Desert Rats

Llevaba horas intentando comunicar con el departamento de atención al cliente de Dell. Dios! por qué la gente se empeña en comprar sus impresoras, con los problemas que tienes luego para que te hagan caso? que te solucionen un error (suyo) lleva semanas! Todo el proceso ha sido tan absurdo que merece capítulo aparte.


El interior de mi cabeza parece un puré de guisantes. Literalmente espesa y verde. Si, uno de esos resfriados que te atormentan sin dejarte respirar y confieren a la voz ese tono gangoso que hace que los demás se rían y tu no le encuentres la maldita gracia. Además, tengo tanto frío que no solo he sacado las sábanas térmicas sino que hace ya dos noches que me arropa el nórdico (el edredón, al guaperas vikingo lo empeñé para pagar el seguro de la moto).

Leo a Osho y su filosofía budista sobre lo positiva que es la capacidad de sorpresa. Pues a mi me sorprenden a diario! Y no, nada del tipo buuuuh en plan susto, los que tienen la facultad de dejarme patitiesa son mis congéneres. Nunca te acostarás sin pensar -coño! de lo que se entera una! que sea bueno o malo ya no lo analiza el budismo, lo que cuenta es que te quedes perpleja.

Hay días en que pienso que estoy jugando una partida de Vampire. Supongo que si tuviera que escoger, sería una Ventrue por aquello del poder, que siempre va bien detentarlo, aunque no hagas ostentación de él. Mire hacia donde mire detecto maquinaciones e intrigas, alianzas temporales que se romperán en el preciso instante en que los objetivos se hayan concretado, por eso me acuerdo del rol. A veces parece que es indispensable pactar, por indeseable que te parezca el sujeto con quien te alías; ya habrá tiempo, cuando nos de la espalda, para rebanarle el pescuezo. Como observadora, ver las confabulaciones que se van gestando es divertido; cuando intentan meterte en el ojo del huracán tienes dos opciones: o te metes de lleno y con un poco de suerte apareces en las antípodas o practicas las técnicas de evasión; total, hagas lo que hagas seguro que saldrás, como mínimo, zarandeado
.

Cuando la gente tiene demasiado tiempo para pensar, cagada pastoret.