dimecres, 25 de novembre del 2009

Peor imposible



Seguro que su sillón de dirección es ergonómico y mullido. Posiblemente solo se levante de él cuando está en juego mucho dinero. Y como mi tema no reporta beneficios, para qué va a molestarse el número dos de los abogados fiscales de la provincia en tomar cartas en el asunto! Lo único que sabe hacer es repetir los mismos argumentos que en su día me dieron en Usuralandia: que mi deber era notificarles el cambio de dirección (aún a pesar de haber dicho por activa y por pasiva que nunca jamás les he dado la que tienen) y que la empresa está obligada a embargarme la nómina. Nada de argüir que es ilegal el importe que requieren y mucho menos personarse con los documentos en la delegación para intentar frenar tamaño disparate. Para qué! Si se está tan cómodo sentado...

La verdad es que lo entiendo al pobre... la frustración de no ser el primero es una carga demasiado traumática para sobrellevarla con dignidad, por eso los pelagatos como yo no merecemos su esfuerzo, no sea que baje en el ranking de popularidad y eficiencia. Lo que sí que no le perdono es que me haya cambiado el nombre. Al menos ese respeto se lo puedo exigir.

Y aún hay gente que cree que tanto estos abogaduchos como otro tipo de profesionales (la profesionalidad, como el valor, se les supone) son dioses y su palabra es ley!

Pues, a día de hoy, así estamos. Habrán hecho efectivo el embargo de la cuenta (que ni siquiera es mía), el día 1 cobraré un alto porcentaje menos de nómina de la que tendría que cobrar (aunque a eso empiezo a estar acostumbrada) y con el fantástico asesoramiento de personas para las que soy un insolente mosquito , amén de comentarios desagradables y faltos de cualquier sentido del tacto.

Un maravilloso panorama por delante...


Tanto, que mi cuerpo ha empezado a acusar de manera drástica el manojo de nervios en el que me he convertido, las noches sin dormir... dejando bien patente que, o descanso y me tranquilizo o lo hará él de forma contundente y sin derecho a reclamaciones. Ya véis, hasta mis propios órganos se rebelan.

Mañana toca lidiar otra vez con el funcionariado para ver si puedo parar todo este desatino.

Quizá sí empieza a ser una buena idea combinar farmacopéa con psicoterapia, porque estoy agotada física, psíquica y emocionalmente.

Algún filántropo dispuesto a financiarme el I.R.P.F a fondo perdido?


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