dijous, 18 de març del 2010

The black widow



Los tiempos cambian, pero las gamberradas de los jóvenes no. Desde la época en la que mis amigas y yo nos dedicábamos a hacer sonar los interfonos y echábamos a correr para que no nos pillaran ha llovido y mucho. Hace poco pesqué "in fraganti" a unos quinceañeros haciendo exactamente lo mismo. Si alguien pensaba que se dedicaban a las drogas de diseño o a imaginar animaladas con más glamour, ya véis, se equivoca.

Como tampoco varían las actitudes de las personas.

Fulanita de tal se amancebó con un pobre chico que ganaba su peso en euros y podía darle los lujos y caprichos que ella nunca había tenido. Como ahora se ha quedado en paro y no pueden mantener el mismo tren de vida, no solo ya no le interesa sino que lo maltrata psicológicamente mientras busca sustituto.

Fulanita tiene una amiga a la que viste como un esperpento para que no le haga sombra en las reuniones sociales a las que tan adictas son.

El esperpento de la amiga, como fiel mascota, lucha denodadamente por Fulanita cada vez que ésta se considera agraviada, estandarte en alto y colmillos afilados, para que su ama y señora no necesite utilizar la inteligencia que no tiene para defenderse.

Fulanita se encaprichó de un mengano impresentable, demostrando así la poca cabeza que tiene, y cuando descubrió cómo era mengano en cuestión, le pidió a su más rendido admirador que le hiciera la vida imposible.

Fulanita, si visita una ciudad, no hace turismo; prefiere ir de shopping, que es más cultural.

Fulanita es basta y hortera, pero cuando se mira al espejo ve a una princesa y califica de forma despectiva a otras mujeres, llamándolas marujas, aún a pesar de que esas mujeres posean, además de carrera universitaria, algo que ella jamás llegará a tener: educación

Fulanita es considerada divertida y simpática... para aquellos a los que les gusta la superficialidad.

Fulanita parece loba en celo, provocando a todo aquello que se le ponga por delante, aunque ese "todo" no le atraiga en absoluto; para Fulanita lo importante no es la calidad, sino la cantidad.

Fulanita habla, habla y habla. Quizá no sepa de qué, porque es una ignorante, pero la cuestión es no callar, no sea que el silencio penetre en su cerebro y provoque un colapso.

Fulanita es de esas mujeres que me provocan arrebatos de vergüenza ajena. De esas a las que estamparía contra una pared por dejarnos en tan mal lugar y restarnos credibilidad.

Por desgracia, fulanitas como a la que le dedico este post, empiezan a ser la constante y no la rareza.


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5 comentaris:

Anònim ha dit...

¿lo la rareza?

¿ser la constante y no la rareza?

Kaos ha dit...

Perdón. El "lo" había de ser "no". Ya está corregido el "lapsus linguae"

Josep ha dit...

En conec unes quantes, de fulanetes com la que descrius.
I tens raó, és un fenomen que va a més.

Josep ha dit...
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Kaos ha dit...

No és un consol, però ajuda saber que no soc l'única que penso d'aquesta manera.