dimecres, 15 de novembre del 2006

Los trolls cibernéticos

Me enviaron por mail este artículo, aparecido en el diario AVUI:
LLIR ENTRE CARDS -Salvador Sostres

Parlar espanyol és de pobres
"A Barcelona fa molt hortera parlar espanyol, jo només el parlo amb la minyona i amb alguns empleats. És de pobres i d'horteres, d'analfabets i de gent de poc nivell parlar un idioma que fa aquest soroll tan espantós per pronunciar la jota.
Aquests que no parlen en català sovint tampoc no saben anglès, ni francès, ni qui és monsieur Paccaud. Però no només a Catalunya l'espanyol és un símptoma de classe baixa.
L'amic Riera em facilita aquestes dades de l'ONU del 2002.
Renda per càpita de Noruega, 36.600 dòlars; Dinamarca, 30.940; Islàndia, 29.750.
Tots tres països riquíssims, amb economies internacionalitzades i llengües més petites que la nostra però que les parlen sense complex. Contra aquesta absurda creença que el català ens tanca portes, aquestes dades prou eloqüents de si serveix o no serveix una llengua minoritària. En canvi en el meravellós món hispànic la pobresa és l'única dada. La mitjana dels 13 principals països americans que tenen l'espanyol com a llengua, comptat des de l'Argentina, Xile i Mèxic fins a Nicaragua, Hondures i l'Equador, és de 6.209 atrotinats dòlars de renda per càpita. Catalunya parlant català i malgrat l'espoli fiscal infligit per una Espanya que no té ni la decència de publicar les xifres del robatori, té una renda de 26.420 dòlars.
Hem de triar model: Noruega o afegir-nos a la caravana de la misèria. Només cal veure com les zones més riques de l'Estat tenen una altra llengua pròpia: i és evident que l'Estat el mantenim, pagant molt i molt, els que no parlem en tercermundista.
És veritat que en espanyol s'han escrit pàgines d'una bellesa emocionant, però el destí dels països que el parlen ha estat històricament d'una fatalitat irrevocable. Parlar espanyol sí que tanca portes, i destins: mira.
L'independentisme a Catalunya està absolutament justificat encara que només sigui per fugir de la caspa i de la pols, de la tristesa de ser espanyol."
Aquí la traducción
Hablar español es de pobres
"En Barcelona queda muy hortera hablar en español, yo solo lo hablo con la criada y con algunos empleados. Es de pobres y de horteras, de analfabetos y de gente de poco nivel hablar un idioma que hace ese ruido tan espantoso para pronunciar la jota.
Estos que no hablan en catalán, a menudo tampoco saben inglés, ni francés, ni quién es monsieur Paccaud. Pero no solo en Cataluña el español es un síntoma de clase baja.
El amigo Riera me facilita estos datos de la ONU del 2002.
Renta per cápita de Noruega, 36.600 dólares; Dinamarca, 30.940; Islandia, 29.750.
Los tres países riquísimos, con economías internacionalizadas y lenguas más pequeñas que la nuestra, pero que las hablan sin complejos. Contra esta absurda creencia de que el catalán nos cierra puertas, estos datos sobradamente elocuentes de si sirve o no sirve una lengua minoritaria.
En cambio en el maravilloso mundo hispánico la pobreza es el único dato. La media de los 13 principales países americanos que tienen el español como lengua, desde Argentina, Chile y Méjico hasta Nicaragua, Honduras y Ecuador, es de 6.209 maltrechos dólares de renta per cápita. Cataluña hablando catalán y a pesar del expolio fiscal infringido por una España que no tiene ni la decencia de publicar las cifras del robo, tiene una renta de 26.420 dólares.

Hemos de escoger modelo: Noruega o unirnos a la caravana de la miseria. Solo hace falta ver como las zonas más ricas del estado tienen otra lengua propia; y es evidente que al Estado lo mantenemos, pagando mucho y mucho, los que no hablamos en tercermundista.
Es verdad que en español se han escrito páginas de una belleza emocionante, pero el destino de los países que lo hablan ha sido, históricamente, de una fatalidad irrevocable. Mira, hablar español si que cierra puertas y destinos.
El independentismo en Cataluña esta absolutamente justificado aunque solo sea para huir de la caspa y el polvo, de la tristeza de ser español".
Por descontado, el mail me lo mandó un españolito con la consigna tan en boga del "pásalo" para que tanto mis contactos como yo fuéramos conscientes de lo malos que son estos catalinos independentistas y fijate tú! con quien iba a pactar el gobierno.
Pues no señor!
Me declaro catalana, bilingüe, votante de ERC y si escribo en español, aunque prefiera definirlo como castellano es porque, al igual que hicieron Serrat o la Trinca en su momento, me prostituyo por la audiencia, que no por ganas. Quizá por eso admiro tanto a Llach.
Utilizar un artículo de un provocador, colaborador de Crónicas Marcianas (uno de los peores programas basura que han emitido por televisión), que en su página web no tiene reparos en llamar hijos de puta a todos los que no hemos votado a Artur Más, no merece que nadie, ni siquiera esos casposos conservadores de la lengua patria, se lo tomen en serio.
Pero ya sabemos que en el país vecino buscan cualquier excusa para ponerse el capote por montera y emplearse a fondo en la "faena". A veces me siento como ese pequeño reducto galo... Solo que nosotros no tenemos un Panoramix que haga pociones que confieran fuerzas sobrehumanas para soportar tanta imbecilidad.
Sobre lo de tachar al diario Avui de separatista, independentista, etc., ya ni comento. Si estos defensores de la una grande y libre tuvieran a bien leérse el principio de los periódicos, econtrarían una nota donde dice que el diario no se hace responsable de las opiniones expresadas por los articulistas, o algo que viene a decir lo mismo. Si yo utilizo el diccionario de sinónimos de "El Mundo", quiere decir eso que tengo que estar de acuerdo con sus teorías sobre un complot judeo masónico entre eta, al qaeda y polanco para que el pp perdiera las elecciones? voy a buscar rápidamente otro diccionario de sinónimos, no sea que pierda esa fama de radical...
Vamos, que algunos se creen John Le Carré y ven contubernios donde no los hay.
Otro boicot a los productos catalanes? ellos se lo pierden; la sidra el gaitero nunca podrá compararse a un anna de codorniu.
La gallineta - Lluís Llach