divendres, 27 d’abril del 2007

Bearn o la sala de las muñecas



Ya fue. El ataque chiripitifláutico pasó.

Mi siguiente frase conseguirá que me odie una buena parte de los lectores, pero no puedo evitar decir lo que pienso: Qué poco me gusta Fernando Alonso! Y tener que ver cómo mi marca favorita de coches lo utiliza en su anuncio me provoca un chirrido de dientes; tanto, que cada vez que aparece cambio de canal. No sé la causa, es simple tirria. Nunca os ha sucedido ver a alguien y saber de buenas a primeras que nunca os va a caer bien? O al revés, posar vuestra mirada y daros cuenta de que ese va a ser el principio de una gran amistad? A mí me sucede a menudo.

Hoy me apetece recrearme en una canción infantil que escuché hace muy poco en una banda sonora. Concretamente de la película "El velo pintado" o "The painted veil", a gusto de los amantes de la v.o.

Una tierna canción de cuna francesa, como las que se utilizan en los móviles de los bebés para que se entretengan y se duerman. Aquí siempre suelen sonar las mismas melodías, a saber, una que empieza con el consabido "duermete, duermete..." o la de "pinocho", que personalmente me gusta mucho más. Que la tararee? Difícil. Pero podría deciros que era la canción de cabecera de muchas películas de Walt Disney de antes.

Porque eso de intentar dormir a los niños amedrentándoles con que viene el coco y les comerá no me parece nada instructivo, ya tan pequeños e iniciándoles en los terrores nocturnos!. Después necesitan el gusiluz y... pero eso es otra historia y según a qué horas debería llevar insertados dos rombos. Mejor nos quedamos con las nanas de la cebolla de Miguel Hernández, que son más trágicas aunque menos pornográficas

Cuando la escuché, comprendí que la había oido antes. Hace tiempo me dió por el país vecino, afición que aún hoy no ha desaparecido, y me entretuve en descargar todo tipo de música de allí. Henri Salvador. Nacido en la Guayana francesa, y que con 89 años sigue en activo. Su versión de esa nana es bastante más movidita que la original, pero a pesar de ello, fácilmente reconocible.

Por qué me gustó? porque es perfecta para la escena final, con un sentimiento tremendo que te deja hecho polvo.

Y si no, comprobadlo con vuestros propios ojos.

Advertencia para los tiquismiquis: si sois de los que no os gusta saber el final de una película antes de haberla visto, mejor no le déis al play.

Il y a longtemps que je t’aime
Jamais je ne t’oublierai...