dilluns, 27 d’octubre del 2008

Calamity Jane

el pensamiento negativo

Soy un desastre.

Hay días que, cuando paso revista a la cantidad de blogs que configuran las pestañas de mi Igoogle y veo que el mismo bloggero edita dos y hasta tres entradas diarias, me pregunto qué hago yo aquí. Y no es que publiquen temas sin sustancia, no, o al menos a mí me parecen altamente interesantes. Pero también tengo dudas sobre en qué emplean su tiempo, porque entre las horas laborales, las que dedico a adecentar la casa y las relaciones sociales, me queda más bien poco tiempo para escribir, eso si no contamos con que no siempre me apetece y otras tantas en las que no se me ocurre nada por mucho que invoque a musas, cornamusas o hipotenusas.

Es tal mi inconstancia que ni soy capaz de mantener relaciones epistolares. Encuentro mi vida tan carente de aventuras que no sé qué demonios contar. Al menos antes, con el tiempo que tardaba en escribir de forma manuscrita, echar la carta al correo y que llegara al destinatario, daba ocasión a que sucedieran cosas. Ahora con esto del mail, podrías estar carteándote todo el santo día, con lo que llega un momento en que ya no se me ocurre nada más que decir. Me habré vuelto aburrida. O es que me aburre todo.

Dije que me arrepentiría rápidamente de haberme registrado en el Facebook y así ha sido. Considero que es una de las cosas más bobas que se han creado. Además de los estúpidos test que puedes hacer (y haylos a cientos), traducidos de forma horrenda, parece más una competición por ver quién tiene más amigos que una forma de contactar con tus semejantes. Si has pasado años sin intentar encontrar a ese compañero del instituto, tan importante es localizarlo ahora? No me vengas con monsergas, por favor!. Posiblemente esa persona habrá cambiado, igual que lo has hecho tu, y por supuesto, no será lo mismo.

No me hace falta entrar en una página web donde parece que no eres nadie si no tienes agregado a todo quisqui, para que me encuentren. Tengo pendiente una cita con alguien con quien tuve una estrecha relación durante muchos años y han pasado otros muchos desde que dejamos de vernos. Le dije que ya le llamaría pero... cómo empezar la conversación? con un - ya has encerrado a la psicópata de tu mujer en el psiquiátrico? - no queda muy bien, pero es lo único que se me ocurre para romper el hielo.

Lo dicho, una calamidad.



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