dilluns, 6 d’octubre del 2008

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Hay días en los que me siento estúpida. Ya es xtraño porque soy yo la que suele considerar como tal a la mayor parte de la población del planeta pero, ves per on, hoy me tocaba a mí.

La lectura es mi medio de evasión favorito. Quien me conozca algo ya sabe que no podría sobrevivir sin ella. De ahí las cuatro estanterías para libros (en aumento) y mi pasión por foros, blogs y páginas amarillas. Que gruña si viene alguien a interrumpirme a medio capítulo. Que me leyera LOTR en once horas. Que el saber cómo termina un libro venza las ganas de dormir. Que los escoja por volumen más que por argumento, y que a estas alturas me haya tragado algunos verdaderos atentados contra el arte de la pluma. Condición sine qua non es que mi pareja tolere mi afición a la lectura nocturna si es que no la comparte (y que yo recuerde, ninguno la compartía y hasta creo que les molestaba enormemente).

Y a qué viene ensalzar tanto la lectura? Particularmente a nada, pero ya está dicho. Bien, si que tiene su qué. Si la lectura es evasiva, la música es recuerdo. Hoy, viendo Hellboy II le prestaba especial atención a su banda sonora. No sabía que Guillermo del Toro había contado con Danny Elfman. Este ha sido un fin de semana completamente musicado. Primero Elfman, que me ha hecho recordar el precioso "Ice dance" de Edward Scissorhands o el dueto de piano de The Corpse Bride; un poco más tarde James Morrison, con su nuevo disco "Songs for you, truth for me". Me gusta el estilo de este chico.

Ah, lo de la estupidez viene por no saber olvidar después de tanto tiempo. Por quedarme atrapada en un bucle eterno de preguntas sin respuesta. Por hacer de la música el canal de transporte que me devuelve a tiempos pasados y no precisamente mejores.

Mi árbitro de hockey favorito me decía ayer que el vacío perenne no es bueno. Desde aquí le respondo que es el mejor estado para vivir. Si no sientes, no sufres. Y ahora mismo malditas las ganas que pueda tener. No hay un solo día en que no eche de menos a mi madre. Para mí sigue siendo reciente. En dos semanas celebraríamos su cumpleaños. Se acercan las fiestas: navidad, fin de año, año nuevo... las primeras que pasaremos sin ella. No hay suficiente con todo esto? Quizá no es ausencia de sentimientos, quizá es que los que anidan dentro me abruman tanto que no dejan espacio para nada más.

La vida es injusta y yo estoy de mala leche.

Que lo sepa todo el mundo: Odio a Tweety!!

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5 comentaris:

Scott St. James ha dit...

Sh-hello, loving maid.
Libros. Hace una eternidad que no consigo (o puedo) leer un libro del tirón, ni siquiera el miserable periódico del fin de semana! Lo último que recuerdo haber leido como dios manda ha sido otra biografia de Mozart (y van!!!), "En el búnker con Hitler" de B. F. Von Loringhoven y otra relectura más de la apasionante "La Isla del Tesoro", de Stevenson. Hace casi dos años.
Bueno, y alguna partitura que otra también he leido!!

El sentimiento de pérdida que tienes con respecto a la ausencia de tu madre me commueve, algún día pasaré por lo mismo y lo odio. Nunca estaré preparado.
Ánimo, siéntete orgullosa de saber estar contigo misma y añorar a las personas que te quisieron.
Una abraçada.

Kaos ha dit...

Y no echas de menos leerte algo de una sentada? (y que no sea un cómic, por favor, esos no entran en mi denominación de "libros")

Del todo seguro que nunca se está preparado para perder a alguien a quien amas, pero posiblemente tengan algo que ver educación y religión. En otras culturas, aceptar la muerte es parte del proceso por el que deberemos pasar en algún momento de nuestra vida, por lo que se te prepara para ello y así poder sobrellevar de forma menos intensa el dolor de la pérdida. Aunque no sé si a la hora de la verdad, las enseñanzas sirven para algo...

Scott St. James ha dit...

Si, lo echo de menos, pero con una niña en casa todo cambia, créeme.
Incluso me he tomado una pausa en comprar libros, porque los empezaba y me atascaba, por aquí veo el último de Punset, que no he pasado de la página 35...
Y bueno, del otro tema, por lo que respecta a mi propio fin no me asusta en absoluto, ni me produce desasosiego o preocupación, pero curiosamente se me hace difícil aceptar el fin de los seres queridos, hay que aprender a convivir con los recuerdos, y aceptarlos, supongo. Porque las personas no solo han sido carne y hueso, también risas, o sensaciones, miles de cosas, y es lo que nos queda. Es posible que la ausencia de lo físico o tangible sea lo que nos provoque ese vértigo, no se.

Kaos ha dit...

Te aseguro que se aprende, no queda otra.

Scott St. James ha dit...

Atención:
he descubierto algo, de Haruki Murakami, "After Dark", este si me ha enganchado!