dijous, 23 d’abril del 2009

Las Puertas Templarias - VI

Pasamos por delante como preámbulo a lo que nos esperaba a la mañana siguiente.

El camping, como siempre, al lado de un río.


La vimos desde lejos. Porque lo difícil es no verla.

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Chartres es un mazacote. En este caso, un mazacote en obras, que nos dejaron sin poder verla en toda su magnitud.

Nueve pórticos como nueve soles, cada uno para hacer que te pases un buen rato estudiándolo.

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Si Reims es un compendio de estatuas y Amiens constituye la inmensidad, Chartres es toda ella una obra de arte, tanto por fuera como por dentro.

La noche anterior habíamos estado informándonos sobre lo que nos íbamos a encontrar. No es un secreto que alberga la "sancta camisia", un trozo de la túnica de la virgen María.

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Pero quien pisa por primera vez el interior queda anonadado por sus columnas, las más grandes que he visto hasta el momento y por el muro que rodea el coro.

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Ni un solo centímetro sin esculpir. Cuarenta grupos de esculturas, con un total de 200 estatuas.

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Los vitrales se las traen.

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El mejor, por supuesto, el de Notre Dame de la Belle Verrière.

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Por fuera, otro "tour de force" escultórico. Y muy especial. Los signos zodiacales (que también vimos en Vezelay y en Amiens) y las artes liberales.

Cosas especiales para pensar quién se encargó de diseñar y construír este templo "católico"

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Con obras... Y sin obras

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A mediodía del 21 de junio, en pleno solsticio de verano, se cuela un rayo de sol por la ventana de Saint Apollinaire y refleja una losa distinta de las que conforman el embaldosado del recinto, revelando una marca lateral. Especial? Si, porque para que eso suceda tuvieron que aunar esfuerzos, no solo el constructor de la catedral, sino también un geómetra, el vidriero, el enlosador y un astrónomo.

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También es de conocimiento público que anteriormente, en el emplazamiento donde se halla ahora tan magnífico ejemplar del gótico, existía una capilla carolingia, y aún antes un templo druídico, del que data Notre Dame Sous-Terre, una talla de la virgen que se encontró en la cámara que protegía el dolmen, punto concreto de manifestación energética. Ahora se puede ver en la cripta, casi tan grande como la nave central.

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La visita a la cripta es guiada, con lo que no están permitidas las fotos ni entretenerte demasiado, aunque por gusto me habría pasado un buen rato allí dentro, disfrutando de las sensaciones que te atrapan en cuanto pasas los primeros deambulatorios.

Y el famoso laberinto, que supuestamente se tiene que hacer bailando, pero que estaba cubierto por innumerables sillas y que solo dejan recorrer algunos viernes...


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También se cuenta que esta catedral fue diseñada con proporciones musicales.

Misterioso? Mucho. Y pidiéndo a gritos que vuelva...