dilluns, 10 d’agost del 2009

Ormens väg på hälleberget



A veces los caminos conducen hacia la fama, la riqueza y el poder. A veces te llevan directamente a las entrañas de la desesperación. A veces están recubiertos de baldosas amarillas o mármol de travertino. A veces son grises y fríos como el acero. Sean arduos o un lecho de claveles, se cruzan y entrecruzan con otros. A veces discurren paralelos durante un tiempo y recorres una parte en compañía, pero también a veces divergen y te encuentras realizando el recorrido en soledad. A veces te cansas de tanto andar, haces alto en el camino y cuando te das cuenta ha pasado demasiado tiempo, la hierba ha crecido sobre el sendero y no encuentras las huellas de tus pasos. A veces te pierdes entre desvíos y laberintos y requiere un gran esfuerzo volver hacia atrás para retomar la ruta correcta . A veces coges un atajo que te lleva a un callejón sin salida. O directo a la cima. A veces mueres en el camino sin haber llegado a ninguna parte.

Sinuosos, de líneas rectas, de tierra, asfaltados, concurridos o desérticos. En algún punto, encontraremos una intersección y decidiremos qué camino tomar.

El mío aún está por decidir...

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Soy tu
y sin embargo
no vivo en ti
las feroces epístolas
de aquellos días perdidos
permanecen en la pluma
con que firmas el talón
luciérnagas malditas
arrastran su silueta
discurren asesinas
mutilando la luz
Atrofia de pecados
en el averno urdidos
causas adoradas
por lunáticos del gas
perlas disipadas
en alcohol y ceniza
visten sin recato
las agujas del reloj

Disonancias de una Lamia