diumenge, 11 d’octubre del 2009

Sitges 2009

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Hay lugares en los que la crisis parece un espejismo; en los que aún se puede respirar el espíritu de la prosperidad.

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Uno de estos lugares es el Port d'Aiguadolç, justo a la entrada de Sitges. Construído para solaz y esparcimientos de los adinerados.

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Justo aquí, dominando yates, casitas y restaurantes "lounge", se encuentra el hotel Melià Sitges, que aloja en su interior l'Auditori, centro de convenciones y ocasionalmente, cine de lujo.

Como he llegado pronto según mi usanza, he podido pasar un par de horas recorriendo el lugar. La bocana del puerto, el trazado desigual de las callejuelas, que me han recordado las de otro pueblo costero, El Roc de Sant Gaietà, admirar los duplex y la ornamentación variada.

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Frikis ocasionales paseando por los caminos empedrados, mientras los bañistas recalcitrantes aprovechaban los últimos rayos de sol.

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Era mi primer año de Festival de Cine Fantástico. Empecé con "Alice in Wonderland", en el cine Prado, que será un lugar emblemático pero está horrorosamente acondicionado, con sus asientos de respaldo alto y los subtítulos en marcadores de campo de fútbol, lo que te provoca una tortícolis de la leche si eres bajito (como servidora) y tienes delante a todos los primos de zumosol.

La película? Bien. Una adaptación a nuestro tiempo, donde Alicia pasa a ser hija de un magnate industrial supuestamente raptada por el conejo/taxista que llega tarde a la fiesta del mafioso de la ciudad, una duquesa convertida en voyeur y un gato de Chesire molón y pinchadiscos. Si le sumamos a estos ingredientes una hipersuperfície espacio/temporal, obtendremos un país de maravillas de ciencia ficción. Alicia y el conejo/taxista acaban liados y el metro de Londres es el portal a utilizar para entrar a ese Wonderland/Matrix.

Como veréis, también he tenido tiempo para deleitarme con el ocaso.

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Enchufada a mi mp4, sola, que no mal acompañada, disfrutando de la belleza del paisaje

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Cuando he pasado por delante del Auditori sobre las 6 de la tarde, éste era el panorama:

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Lo que ni se me había pasado por la imaginación, debido a la poca cola que tuvimos que hacer en el Prado, era que aquí las cosas serían muy distintas.

A las 19:30 he dado por finalizado mi vagabundear y me he acercado al recinto. La afluencia de gente era mucho mayor que la de una hora antes y después de preguntar si la cola era para ver Solomon Kane y responderme afirmativamente, he decidido quedarme aunque tuviera entrada numerada, por si acaso.

Pues bien, nos han tenido encerrados como si fuésemos ganado hasta las 20:15. He experimentado lo que deben sentir las ovejas cuando van a ser esquiladas. Cada vez más apelotonados, el tono de voz iba subiendo por minutos y mi impaciencia seguía una progresión bastante más avanzada.

Por fin han abierto las puertas y hemos podido acceder a la sala.

Una vez dentro, se ha concedido el premio "María" al productor Samuel Hadida, que tiene en su haber películas como "El pacto de los lobos", "Resident Evil (Apocalipsis y Extinción), "Amor a quemarropa", "The imaginarium of Dr. Parnassus" y, por supuesto, la que íbamos a ver en pocos minutos. También ha subido al escenario el director de "Solomon Kane", Michael J. Bassett.

Los que han leído los relatos o los cómics supongo que le encontrarán mil y un defectos. Como yo no los he leído (y dudo mucho que lo haga) puedo decir sin sonrojarme que la película me ha gustado. Que no será la mejor película del año desde luego; que no existe casi diálogo, también; pero se deja ver, te mantiene pegado a la butaca esperando al próximo susto y hay suficiente acción para que no te duermas. Final abierto para una segunda parte.

Comentarios positivos a la salida y papeleta para votaciones que no he utilizado por la cola que también se estaba formando.

Y así, satisfecha, me he vuelto a casa igual que he ido, por las costas del Garraf, que de noche si son una película de terror.