dilluns, 30 de novembre del 2009

Circus World

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El día se mostraba igual de tempestuoso que yo. Viento, agua... y el supermecado lleno a rebosar de gente que ya ha cobrado y aprovechaba para hacer las compras navideñas.

Con el encendido de las luces se hace oficial la apertura de las próximas fiestas, esas que tanto me desagradan, de las que no guardo bonitos recuerdos y que cada vez más me parecen una hipocresía y dedicadas al consumismo. Creo que ni siquiera de pequeña me gustaba montar el belén ni adornar el árbol de navidad, aunque para cerciorarme de ello tendría que preguntárselo a mi madre y eso está un poco difícil.

Los hay que no se cansarán nunca de tanta pedantería. A veces me da la sensación de que debería pedir perdón hasta por respirar. Cuidado, no te equivoques o va a caer sobre tí todo el peso de mi pomposidad. Por favor! Se supone que el cara-libro es un lugar para relacionarse, no un concurso para demostrar quién es más listo y más ocurrente.

No hay nada como solicitarles amablemente a los señores de Google que te manden una invitación para probar sus nuevos productos estrella. Todo es cuestión de pedírselo: Señores de Google, me podrían mandar ustedes una invitación para ver qué es eso del Google Wave del que todo el mundo habla pero nadie sabe de qué va? Y ellos van y te la mandan. Tardan un poco, eso sí, pero ahora mismo tengo una pantalla frente a mi donde dice que puedo hablar, compartir un documento y modificarlo, o una foto, o cualquier cosa que se me ocurra con otras personas de este planeta que también dispongan de la misma aplicación. Lástima que ninguno de mis contactos lo utilice aún...

Me hace gracia el hecho de que haya personas que todavía después de demostrar una y otra vez que no se merecen nada, que no valen nada, pretendan que se les perdone por enésima vez y, cuando tu, que ya estás asqueada de tanta tontería porque no has empezado ni a perdonar siquiera la última que te han hecho, decides hacer caso omiso de sus requerimientos, se pillan un cabreo descomunal sin razón alguna y se dedican a insultarte. Quien avisa no es traidor: Tengo guardados los sms con los insultos, además de los mails, aunque espero que no se repitan. De ser así, podría pensar seriamente en interponer una demanda por injurias y calumnias y otra por acoso telefónico.

Ah! Prefiero ser payasa de circo que una amargada a la que no soporta nadie.


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