dilluns, 19 de setembre del 2016

Atenas II

Dia 3 Lunes 29

Estaba decidida a subir al monte Lycabettus, así que salí del hotel, paré en la primera Bakery que encontré y me pedí un capuccino, botella de agua y una napolitana de chocolate y plátano para darme energías. Enfilé Venezilou, pasé por delante de la National Library y la Universidad, subí hasta Akadimas con Kanari y dale que te pego a subir hasta llegar a la calle Ploutarchou en Kolonaki. La calle de marras tiene más escaleras que la Sagrada Familia!


Antes de entrar en el teleférico tuve que parar a recuperar el aliento y a que el hígado volviera a bajar porque lo tenía a medio esófago. 


Mientras esperaba a que se pusiera en marcha vi un grillo que por desgracia fue a parar justo debajo de la barrera que permite el paso al teleférico. Me pasé toda la subida al monte pensando en el trágico final del pobre animalito y en que nadie, absolutamente nadie miraba al suelo. 

Las vistas desde arriba son impresionantes y merece la pena la penitencia de la subida. 














Fue toda una sorpresa encontrar a Sant Jordi en un par de cuadros dentro de la iglesia ortodoxa que hay en la cima. 


Encendí una vela por mi familia, que aunque una no es religiosa no está de más por si acaso.

De ahí otra bajada y subida de escaleras para llegar hasta el teatro, que no se puede visitar, pero te encuentras unas piernas esculpidas en plena montaña lo que no deja de ser sorprendente. 


De vuelta al teleférico y a seguir la ruta que me llevó a la residencia del primer ministro pasando por Aristodimou y el hospital, la National Gallery, el conservatorio y National Gardens donde me costó horrores localizar el jodido lago central. Hasta llegué a pensar que era una broma... No necesitan ningún laberinto, puedes pasarte 2 horas dando vueltas sin verlo entero.


Ya de vuelta, me pasé por la catedral, que tras muchos años de obras de restauración, vuelve a estar abierta al público. 


Por la tarde me fui de excursión por 28 Oktovriou hasta Moussio donde se encuentra el Museo Arqueológico nacional y la Universidad Politécnica. 


Esto es aferrarse con fuerza...



Continué por Marni hasta Larissa, donde está el Carrefour más patético y lamentable que he visto nunca. Después me enteré de que lo han vendido y de Carrefour solo tiene el nombre. 

Una estación peculiar donde las haya



De ahí en metro hasta Akropolis, donde quería deambular por el museo pero los lunes cierran a las 16h y además algo estaban haciendo porque sólo dejaban entrar a gente muy trajeada, había un montón de coches oficiales y otro montón más de policía. Como se me habían ido los planes al traste empecé a subir hasta el monte Filopappos en la colina de las musas. A medido camino, la prisión donde murió Sócrates 



A esas alturas yo también sabía que no sabía nada, cuanta caminata, por Zeus!

Pero desde la cima tienes una vista del Herodeon, Partenon y Akropolis que quita el aliento.


Cansada más allá de lo indecible, inicié la vuelta al hotel para un merecido descanso.

Dia 4 Martes 30

He subido a la Akropolis! Creo estar escuchando la pregunta -Y qué tal?-  pues bien, pero si he de ser sincera, me gusta más de lejos. Quizá sea debido a la gran cantidad de gente, al calor infernal, a las grúas que afean la estructura, a las vallas que no te permiten pasear entre las columnas, al cansancio acumulado o un compendio de todo ello pero... m'ho imaginava més bonic. Aún así, es impresionante. 
El problema es que está todo vallado y no pude tocar piedras, las de verdad, no las que se encuentran a pie de suelo para que todo quisqui pueda decir que ha tocado las columnas del Partenón.


Por supuesto, las cariátides que se encuentran en el pórtico no son las de verdad, las originales están en el museo. 


Lo mejor de todo fue tener una cicerone excepcional que me iba desgranando la historia de forma sencilla y amena. 


Imaginad cómo eran en la antiguedad el Parthenon, Propylaea, el templo de Athena Niké, Erechtheion, Herodeon o el teatro de Dionysus... 


Desde Plaka nos encaminamos hacia el Arco de Adriano 

el templo de Zeus Olímpico 


de ahí al Zappeio 

 

y al Panathenaic Stadium o estadio olímpico.



Parada para reponer fuerzas en un bar donde te sientes como en casa


De vuelta al hotel, encuentras una tienda de lanas que ha hecho forros para los bolardos, así, tal cual. 


Día 5 Miércoles 31

Después de los días de cansancio acumulados, el miércoles tocaba un poco de relax. Y qué mejor que irse a la playa y bañarse en aguas cristalinas? 

Legraina's beach


No, no estaba fría y sí, había millones de erizos

Al atarceder, visita al templo de Poseidón 


la puesta de sol desde Cabo Sounio se convierte en algo memorable.



Ellos tampoco querían perdérsela, aunque la discusión era acalorada


Como colofón, me llevaron a comer Sovlakia, que debo decir no fue de mi agrado, pero no porque estuviera malo, sino por lo rarita que soy con la comida.