dilluns, 19 de setembre del 2016

Atenas I

Día 1 Sábado 27

Era la primera vez que viajaba sola fuera de España. Se me hizo raro no tener a nadie esperando en el aeropuerto o quizá más bien no tener a nadie con quien comentar la primera impresión.
Después de un despegue y aterrizaje perfectos aunque un no tan perfecto viaje debido a la estrechez de los asientos y a una parejita coreana de lo más molesta,  tomé el bus para llegar al centro de Atenas. Lleno hasta los topes y sin aire acondicionado! Aquí si no nos ponen el aire acondicionado matamos al conductor seguro. Mientras íbamos a toda leche me preguntaba cómo es posible que siendo casi medianoche fuera tan lleno el bus que sale del aeropuerto y no precisamente de turistas...

En plaza Syntagma encontré un taxista que, cuando le pedí qué me iba a costar que me llevara hasta Omonia me soltó que para qué quería un taxi si podía ir andando (señor qué pocas ganas  de trabajar) y en mi inglés más seco le contesté -but i don't want to walk- y ante tan clara y escueta declaración de intenciones no le quedó otro remedio que llevarme. Claro que después se vengó porque me dijo que el hotel estaba en una calle y  tuve que preguntar a varios camellos de la zona hasta que un  buen samaritano me indicó correctamente la dirección o todavía estaría dando  vueltas por ahí hasta fallecer deshidratada.

Después de beberme casi toda la garrafa de 5 litros que tenían en la recepción del hotel a disposición de los huéspedes, deshice la maleta y me fui a dormir, no sin antes salir al balcón y ver que justo a lo lejos se divisaba el monte Lycabettus. 



Día 2 Domingo 28

Es un hecho comprobado: las fuentes públicas brillan por su ausencia y  casi muero de sed again. Bajando desde  Omonia por Stadiou, cortando calles y acercándome hasta Monastiraki volviendo a subir por Athinas y girando por Panagi Tsaldari hasta Kerameikos, Thissio y desde aquí, por Apostolou Pavlou aparecieron los primeros edificios: el Templo de Hephaistos, la antigua Agora, la colina Aeropagus, Parthenon, Akropolis...



Por Dionysiou Aeropagitou llegué dando un paseo hasta el museo de la Akropolis pero no me apetecía entrar así que seguí andando por Plaka, dejándome perder por sus calles hasta desembocar en Plaza Syntagma y ver a los pobres Evzones que van igual o peor disfrazados que los del vaticano; hacía un calor espantoso para vestir leotardos y no pueden ni hablar, ni sonreír ni poner ningún tipo de expresión.



Desde Syntagma subí por Eleftheriou Venizelou hasta Omonia para descansar un rato y prepararme para el encuentro con Lina.


Nada de café a la italiana en taza diminuta,  aquí si pides un café con hielo tienes casi un orinal! 


Andamos hasta Metaxourghio y de ahí en metro hasta Syntagma, que para algo es uno de los centros neurálgicos de la ciudad. 

De noche Atenas se transforma, se vuelve más amable, menos sucia y  casi no notas el olor a meados. 
Las terrazas iluminadas, con gente paseando por el centro y alrededores te transporta a cualquier ciudad de costa en verano.



El mercado de pulgas desaparece para dejar paso a todos los turistas y autóctonos que pasean por las estrechas calles de la zona. La Akrópolis iluminada es preciosa. 


Me sentí como Meg Ryan en French Kiss, ella no veía la Torre Eiffel, en cambio yo veía la Akrópolis desde casi todas partes pero aún no había tenido la oportunidad de subir a verla. 

Se termina el recorrido del segundo día. Acompañé a Lina hasta su parada de bus, en una calle que daba mucho miedo, es como si en Barcelona tuvieras que esperar al bus en la peor calle de la Mina.

2 comentaris:

Dulces Sorpresas ha dit...

Muy buenas las fotos y las aclaraciones de la falta de agua pública. Me encanta el traje de los evcones jajaja nótese mi ironía. Grecia es un lugar al que siempre he querido ir así que seguiré este blog con muchísimo interes

Kaos ha dit...

Si te gusta la historia, visitar lugares altos y ver muchas piedras, te encantará. El traje de los evzones tiene miga, pero también mucha historia. Gracias por el comentario.