dijous, 21 de desembre del 2006

Toy Story



Mi agresividad va en aumento. Ayer contemplaba seriamente la idea de utilizar mi tarjeta de crédito, esa que únicamente utilizo cuando estoy al borde del colapso, en la adquisición de una katana. Claro que luego, razonando conmigo misma, decidí que mejor me dedicaba al yoga. Menos mal que mi impulsividad no estaba en su punto álgido, o ya me veía como Blade pero con abrigo matrix. Esta tarde han sido los pantalones rojos, que al final he cambiado por color vino desteñido para no parecer un autobús londinense.

Todo el mundo habla de lo cansado y enjundioso que es tener que hacer regalos. Que si el caga-tió, Papá Noel, Reyes Magos... La gente se vuelve paranoica, y los grandes almacenes hacen el agosto de nuevo, sin necesidad de rebajar precios. Os habéis preguntado por qué nos bombardean con el anuncio de un perfume ahora, cuando ese mismo spot no lo sacaban desde el año anterior? O el caso de los electrodomésticos. A qué mujer le gusta que le regalen algo para la casa? Vale, aceptamos maruja como caso excepcional, pero dales a escoger entre una picadora moulinex y un anillo de brillantes y veremos si se quedan con el cacharro...



Y si esos padres para los que la teletonta es una extensión de su "disciplina" no la utilizaran tanto como forma de tener entretenidos a los enanos, éstos no verían la maratón de anuncios con que nos acribillan y quizá no pedirían la burrada de juguetes que suelen pedir, todo es saber educarlos de otra forma, dedicándoles tiempo y ganas.


Leído en un cuadro:
"La conciencia es como la fotografía en blanco y negro, nunca miente y rara vez calla la verdad"

Tal vez por eso los que tengo en casa son así, dibujos a tinta china, al carboncillo, fotografías en negativo, como yo.
Por qué nos mienten desde pequeños? Que si a los niños los trae la cigüeña o vienen de París, el ratoncito Pérez (vaya nombre) nos deja dinero cuando se nos cae un diente... (Los que llevan dentadura postiza han pensado en todo lo que se sacarían poniéndola cada noche debajo de la almohada?) Santa Claus, los Reyes Magos... Todo mentiras. Te disfrazan de princesa en carnaval, te dejan creerte Cenicienta y sueñas que de mayor calzarás unos Manolo Blahnik. Después llega la desilusión y te das cuenta de que te han jodido la infancia. Eso si eres de los que se hacen preguntas, porque los que no se cuestionan nada viven más tranquilos toda su vida. Con semejante enseñanza, cómo no va a mentir la gente? Cada uno es lo que ha vivido. Y si durante tus primeros años de vida te han estado engañando como a un chino, que no sé el porqué de esa expresión, si suelen ser muy listos, cómo vas a comportarte cuando tengas raciocinio? Mamá y papá mentían para tenerme contento y en la inopia, pues yo no voy a ser menos.

Cuando te conviertes en un insurrecto por obra y gracia de tanta falacia, porque tu memória histórica es veraz, en tu vida no hay vencedores ni vencidos, a fin de cuentas solo te atañe a tí, las cosas cambian. Y te miran mal porque haces preguntas insidiosas, capciosas y te planteas cosas que no están en el manual. Es entonces cuando te dicen que eres diferente, aunque no para bien, según su visión acomodaticia. A que fastidian esos niños que solo preguntan por qué, por qué y por qué? A cada respuesta, otra interrogación. O te quedas con la duda, y por consiguiente con ese anhelo de saber, o buscas las respuestas por otro lado. Pero ni siquiera la mayor enciclopedia puede contestar tanta curiosidad.




Sería posible algo más de coherencia? Si acostumbramos a esos enanos bajitos a no creer en dios, dragones, hadas ni vampiros, por qué les inducimos a creer en otros personajes de fantasía? Al menos no tendrán nada que reprocharnos más adelante.
I'm coming out - Amerie