dimecres, 24 de gener del 2007

Se acabó el pastel

"- Un respiro - Se apartó unos metros para contemplar cómo estaba quedando su arrebato de hiperactividad. Se había vestido para la ocasión, pero al echarle un vistazo a su ropa no pudo dejar de pensar lo que costaría quitar la fina capa de polvo que la impregnaba. También las uñas, el pelo y los estornudos compulsivos le demostraban sin lugar a dudas que todo su cuerpo se había convertido en un recipiente de partículas. Ahora ya era demasiado tarde para ponerse a buscar la mascarilla, que sabía encontraría después de un sinfín de minutos perdidos; además, ya casi estaba terminado.
Desarrollar tareas rutinarias le permitía enfrascarse en conversaciones consigo misma, aunque a veces la música de fondo la llevara a hacer un alto para bailar; en esos momentos era consciente de la energía por la que estaba poseída. En ocasiones solo canturreaba mientras seguía con sus ocupaciones.
Estaba en pleno proceso de observación cuando comprendió con diáfana claridad a qué clase de juego la habían inducido a jugar. Era tanta la ira que se apoderó de ella que hasta le costaba respirar. Fiel a su manera de ser, su primera reacción iba a ser coger el teléfono y decirle lo que pensaba a la sanguijuela que sabía respondería después de un corto intervalo. Estaba a punto de apretar la tecla de marcado cuando cambió de idea.
Retomó lo que estaba haciendo mientras conjuraba detalles que hasta el momento le habían pasado inadvertidos, tal vez por no haber pensado en ellos en el instante, quizá porque en el contexto de la conversación se le habían pasado por alto, incluso éra posible que los hubiera interpretado de otra forma. Entendió el cómo, el cuando y el porqué. Se sintió herida y, ante todo, desconcertada. Supo con certeza que él se había beneficiado de su enojo para no tener que dar explicaciones. Experimentó con la posibilidad de que fuera provocado. Tan fátuo era para creer que se sentiría molesta si le confesaba la verdad? Al principio adjudicó su desapego al miedo; incomprensible por otra parte, pero cada uno tiene sus temores arraigados y allá cada cual con los suyos. Qué ingenua había sido! De ahí su retorno. Le había salido mal. A medida que todo se hacía más evidente, apareció en la comisura de sus labios esa sonrisa especialmente dedicada a las situaciones ambigüas, una sonrisa que, por cierto, no auguraba nada bueno.
- Vas a pagar muy caro el error cometido, querido...-"
Necessary Evil - The Dresden Dolls