Sucede que a veces, depende de qué viento sople, de los trinomios astrales o por el motivo que se quiera dar, todo nos sienta mal: lo que nos dicen, lo que dejan de decirnos, lo que hacen o lo que dejan de hacer.
Sucede que a veces, con buena intención, hay quien se cree capacitado para tomar decisiones por una, en el supuesto de que te conocen perfectamente y saben cómo vas a reaccionar.
Sucede que a veces, con tantos pensando por tí y sabiendo mejor que tu lo que quieres o no, acaban creando una imagen tuya que no es, ni quieres ser, pero ya te han encasillado, y una vez que pasa, es difícil cambiarlo.
Sucede que a veces lo único que quieres es andar a oscuras por el pasillo, contando los pasos, para saber si serás capaz de intuir el final.
Sucede que a veces quieres asesinar al lenguaje para no tener que escuchar las deprimentes palabras que te rodean.
Sucede que a veces un "lo siento" o un "te quiero" a destiempo no sirven para nada.
Sucede que a veces sientes que no puedes perdonar.
Sucede que a veces solo deseas abrazar al silencio.
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