dilluns, 25 d’agost del 2008

Point Break

A mi me gustaría saber quién otorga los premios a los blogs. Es tremendamente desolador que se le conceda un galardón o se considere interesante uno donde la escritora confiese sentirse vacía si no tiene un hombre a su lado. Que conste que si fuese dicho por un hombre me sentiría igual de triste por él, pero como mujer lamento mucho más comprobar lo poco que han evolucionado algunas. Dejando a un lado mi opinión sobre lo poco que fomentan la igualdad este tipo de creencias, qué tiene de estupendo leer las vicisitudes relacionales de alguien? Se ha convertido la telaraña en un GH virtual? Qué me importa a mí si fulanita de tal, a la que no tengo el placer de conocer (y sabiendo cómo piensa dudo mucho que lo fuera) quiere morirse porque el último novio que tenía la ha abandonado o que ahora mismo mantiene tres relaciones paralelas? Con sus lectores ha establecido una simbiosis importante, pero a mi me cautivaría más si lo contara en clave cómica, que para leer dramas servidora prefiere a los clásicos de siempre. Y eso no significa que todo el mundo deba leer a Schiller, Victor Hugo o Shakespeare, pero un poquito más de criterio al clasificar un blog de sugerente si que se podría tener, creo.

La semana pasada conocimos a un hombre que si llega a verlo mi amiga más folclórica habría dicho que es el príncipe azul que puebla los sueños de millones de mujeres del planeta (y de otros tantos millones de hombres, se entiende). Y si, es todo aquello que siempre hemos deseado tener y que siempre ha brillado por su ausencia pero... un ser tan impecable en todo es beneficioso? y lo dice alguien que entiende el pluscuamperfecto como forma de vida, que conste en acta. Al día siguiente, después de unas cuantas horas en compañía de tan magnífico ejemplar, seguía sin cambiar de parecer. Mi madre habría querido alguien así para mí, pero yo no. La perfección es perfecta para el trabajo, no para los seres humanos.

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Aún así, mirad qué paradoja: a la mayoría de las mujeres nos aburren los chicos buenos, pero a los malos intentamos convertirlos en corderitos desde el principio. Por qué no dejamos de perder el tiempo tontamente y nos quedamos con los buenos de saque? quizá porque lo que nos gusta realmente sea el reto que supone "cambiarlos". Una vez superada la prueba lo más probable es que nos cargue que nos miren con cara de cordero degollado (eso siempre y cuando sean manipulables, of course). Únicamente unas pocas bienaventuradas albergan en el occipital izquierdo la función de la lógica aplastante y optan por la opción fácil y segura que les ahorrará un sinfín de contrariedades y pesares, el resto tenemos el sentido común bastante perjudicado.

Con esta información que vale como mínimo una de las formas alotrópicas del carbono con hibridación sp3 de unos 200 quilates como mínimo y a poder ser carbonatado, me voy a leer un rato el libro que le expolié a Cris.





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