dimarts, 10 de març del 2009

Easy Rider

Después de haber asistido a algo como Llunática, la concentración del sábado en Pineda la catalogaré como "dinar de costellada". Ya dije en su momento que no creía que el pueblo ofreciera lo necesario para realizar un encuentro "comme il faut". Y lo verifiqué "in situ".

Pero, vamos por partes.

El sábado por la tarde el recinto prometía. Nos dedicamos a darle un repaso a las motos que se exhibían y, porqué no, también a los conductores.

Photobucket

Photobucket Photobucket
Photobucket Photobucket

Photobucket Photobucket

Photobucket

Photobucket

Como sucede en todas partes, algunas motos extraordinarias, con pequeños detalles que te llenan de orgullo aunque la máquina no sea la tuya ni te la comprarías, y también en las que el buen gusto escasea más allá de toda duda.

Photobucket Photobucket

Photobucket

Nunca he escondido que las Harley no son mi primera opción a la hora de comprarme una moto. Particularmente, me quedo con la Triumph Rocket III y la salvaje a la par que elegante VMax.

No podían faltar los divertidos

Photobucket Photobucket

Después de darnos una vuelta por el pueblo, buscar una floristería donde le hice pasar un mal rato al floristero y de tomar algo en uno de los pocos bares abiertos del centro, donde Ra sacó de su chistera mágica una de esas frases lapidarias que tanto me gustan "No me importa que tengas un pasado, lo que me preocupa es que carezcas de él", volvimos a casa de mis tíos para cenar. Y sobre la hora bruja por excelencia, salimos de casa predispuestas a ponernos de cerveza hasta las cejas (incluso yo, que no la tengo como bebida favorita) y disfrutar hasta altas horas de la madrugada de conciertos y rudos hombres enfundados en pantalones encordados y chalequitos con bordados de colorines.

Photobucket

Esto sí que son ruedas!

Photobucket Photobucket


Pero, como suele pasar siempre, Murphy apareció sin haber sido llamado y el recinto se encontraba oscuro y vacío. Dónde habían ido a parar todos? Constatamos con estupor que no había ni un alma, ni siquiera por los alrededores, así que nos fuimos a casa bastante decepcionadas y lanzando invectivas contra organizadores, participantes y el universo en general.

A la mañana siguiente procedimos a volver al lugar de la concentración donde, esta vez si, había una ingente cantidad de humanos de todas las edades, tamaños y colores, y muchas más motos que el día anterior.

Photobucket

La nota disonante de la jornada? Todo circo que se precie tiene un payaso en su haber, y a este no le podía faltar el suyo. Algun día tenía que ocurrir, sobretodo frecuentando algunos lugares comunes.

Photobucket Photobucket

La salida del recinto fue escalonada, no querían parar el tráfico, que bastante mal iba ya sin necesidad de ayuda. Afluencia masiva de gente de la zona, lo que significaba cochecitos de bebé, abuelos, animales y demás fauna ajena a este tipo de eventos.

La anécdota divertida la puso este señor, al que Ra persiguió con saña hasta conseguir sacarle unas cuantas instantáneas; entre moto y chaleco, no hay desperdicio.

Photobucket

Photobucket

Photobucket

Para Aka, una selección de los culos del personal que, qué quieres que te diga, ni chicha ni limoná. No pudimos dejar constancia pero, créeme que vimos a un personaje de aproximadamente 1,90mts, barriga cervecera y unas mallas enfundadas en unas canillas que ni la Olivia de Popeye!

Photobucket Photobucket Photobucket Photobucket Photobucket Photobucket

Y algunas caras, venga

Photobucket Photobucket

Este se escondía pero le di caza!

Photobucket

Cuando un motero, en lugar de su pareja, lleva a su hija a las concentraciones, es que las cosas están cambiando.

Quizá los viejos moteros nunca mueren, pero a algunos solo les falta la silla de ruedas.