divendres, 25 de març del 2011

Dialogue avec mon jardinier



Cualquiera que sepa un mínimo sobre mí es consciente de lo que me gusta filosofar... He vuelto a poner la b.s.o. de Nyman -hacía mucho que no la escuchaba, básicamente porque mi equipo de música últimamente es excesivamente selectivo y no quiere reproducir una buena parte de mis cds- mientras mantenía una de esas conversaciones trascendentales con analogías sobre una caja en la que caben todas las decepciones, frustraciones, remordimientos o aquello que no queramos que moleste o pueda doler para que no nos afecte y ser capaces de continuar con nuestra vida cotidiana sin derrumbarnos.

Con toda seguridad si la "caja de los truenos" está a rebosar, llegará un momento en el que la más pequeña chispa hará que todo salte por los aires y dediquemos al público en general un magnífico espectáculo de fuegos artificiales, y alguno/a saldrá con quemaduras de primer grado.

Posiblemente lo más atinado sería no tener que encerrar allí todos esos sentimientos negativos, sería bonito que la caja estuviera vacía, más bonito aún que estuviera vacía porque expresáramos libremente lo que pensamos y así no conservar nada dañino y lo mejor de todo sería que ni siquiera necesitáramos expresar nada. Pero no suele ser así, verdad? Quién más quién menos tiene algunos esqueletos guardados en el armario y no me refiero a las estupideces que todos cometemos en algún momento de nuestra vida y que nos avergonzaría contar a alguien (o que servirían para hacernos chantaje si nos dedicásemos a la política).

Además de algún que otro esqueleto (de oseogarfio incluído) mi caja personal está llena de remordimientos de todo tipo, decepciones varias y frustraciones variadas -desde el famoso funambulismo, pasando por la katana y terminando por no ser controladora aérea o dictadora universal- amén de no poder expresar libremente algunas opiniones que alterarían las arterias coronarias de más de uno o de inhibirme a la hora de pegarle un buen sopapo a otros (siempre merecido, faltaría).

Por tanto, si en algún momento detectáis muchas luces en el cielo, ruido de explosiones y empiezan a derrumbarse edificios, no os extrañe que sea yo.


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1 comentari:

Gattaca ha dit...

Creo que no deberías contenerte, al menos en el decir lo que piensas o sientes, en lo de los sopapos ya me contendría un poco mas, lo digo por si les da por devolvertelos....
Todos tenemos una caja llena de cosas oscuras, a todos nos han decepcionado y todos tenemos un puto equipo de música que solo reproduce lo que le da la real gana.
El derecho a la pataleta es algo que debemos ejercer tanto como queramos porque además de alegrarnos la vida, es de las pocas cosas que podemos hacer gratuitamente.